En España cualquier excusa es buena para tomar una copa de vino. Una reunión familiar, una cena en pareja, un encuentro con amigos o una fiesta de aniversario son razones más que suficientes para abrir una botella y brindar. Los tintos y los blancos suelen acaparar las preferencias y ocasionalmente es el rosado el que se convierte en protagonista.
Pero si hay un vino tradicional por antonomasia es el dulce. Para algunos el ‘patito feo’ de este elixir de uva y para otros la obra maestra de un bodeguero; un caldo apto solo para los más exigentes y puristas amantes de esta bebida fermentada.
Si has llegado hasta aquí preguntándote cómo se elaboran los vinos dulces, has de saber que siguen el mismo proceso de fermentación que el resto de vinos, pero con un paso extra: se añade alcohol vínico para detener la fermentación y así conseguir que conserve los azúcares naturales.
Algunos viticultores andaluces también practican la técnica del asoleo para dulcificar el vino. Esta consiste en extender los racimos de uva ya cortados sobre una superficie ligeramente inclinada para provocar una maduración extra de la fruta. La uva se deshidrata y la concentración de azúcar natural es mayor.
Tipos de vinos dulces
Para obtener este caldo se pueden emplear uvas blancas o uvas tintas si bien en España se utilizan, generalmente, las blancas. Los vinos dulces más conocidos son: Pedro Ximénez, Moscatel, Monastrell o Mistelas.
Pedro Ximénez
Algún chef decidió elaborar un plato con una reducción de este vino dulce hace no muchos años y desde entonces se ha hecho famoso (el vino, no el chef), especialmente entre el público menos especializado. Lo que sucede es que Pedro Ximénez es una variedad de uva blanca y no un vino en sí, aunque para muchos ya no hay vuelta atrás.
La mayoría de los viñedos de Pedro Ximénez están en la región de Montilla-Moriles en Córdoba. Se trata de vinos de baja acidez, sabor a pasas (por la ‘pasificación’ de la uva) y con mucho aroma. Tienen un contenido de azúcar alto gracias, casi siempre, al proceso de asoleo.
La graduación suele oscilar entre los 15 y los 22 grados.
Moscatel
Se trata de una bebida seca, aromática y ligeramente amarga. Se emplea la técnica de asoleo para que esta uva blanca alcance todo su esplendor y después se detiene el proceso de fermentación mediante la adición de alcohol vínico. Alcanza una graduación de entre 11 y 13 grados y la zona de producción más famosa se encuentra en Málaga.
La cosecha de esta variedad de uva se sitúa en puntos cercanos al mar y gracias a ello se consiguen matices que aportan frescura a este caldo.
En algunos puntos de Tarragona, Valencia o Alicante, también se pueden encontrar viñedos de este tipo.
Mistelas
Para muchos expertos en vino, esta no puede ser considerada una bebida dentro de esta categoría ya que no recorre el proceso de fermentación. Sin embargo, su elaboración hace que sea un producto que podemos etiquetar como de ‘primo-hermano’ del Moscatel.
Se obtiene de la mezcla de zumo de mosto, de las uvas Moscatel, y alcohol vínico lo que hace que su graduación sea ligeramente más alta (por encima de los 13 grados).
En varios puntos de la Península Ibérica, como Granada, Almería, Valencia o Albacete es muy típica la ingesta de esta bebida como acompañamiento de los postres.
Monastrell
Cambiamos de uva y pasamos a la tinta. En las provincias españolas de Alicante o Murcia se emplea esta variedad para obtener un vino dulce. Se consigue con la sobremaduración de la fruta para aumentar la cantidad de azúcar natural y después ese zumo es sometido a crianza durante varios años.
El sabor es especialmente goloso, perfecto para acompañar quesos potentes, y tiene un marcado aroma frutal. No es necesario añadir alcohol vínico y pese a ello alcanza una graduación especialmente elevada (más de 15 grados).
Cream
Para conseguir esta bebida se mezcla un vino seco y un vino dulce así que se trata de una bebida mestiza, pero que es clasificada, de manera justa, dentro de los vinos dulces.
El nombre, aunque en inglés, hace referencia a la característica principal de esta bebida: es cremosa. Tiene matices y olores a pasas y aunque resulta menos dulce que el Pedro Ximénez contiene una graduación más alta.
Los mejores vinos dulces
Escoger un buen vino dulce para tomar o regalar es siempre una decisión acertada. Seguramente sea tu experiencia la que te guíe a la hora de seleccionar la botella, pero por si no lo tienes claro, hasta ahora no has tenido ocasión de sorprender con este tipo de vino o simplemente tienes curiosidad, vamos a hablarte de los 5 mejores vinos dulces que puedes encontrar en el mercado.
Tintilla de Rota de Finca Moncloa
Cosechado en el año 2016 y ahora distribuido por el grupo González Byass, este vino es intenso tanto en boca como en nariz, contiene toques de vainilla o ciruela negra y destaca su persistencia. Es un vino I.G.P. de la Tierra de Cádiz.
Capricho de Goya Moscatel Dulce
Elaborado por las bodegas Camilo Castilla y con D.O. Navarra destaca por su equilibrio en boca y los aromas y sabores que deja a caramelo.
Malvasía Naturalmente Dulce Bermejo
Volamos hasta Lanzarote (Islas Canarias) para hacer una pequeña parada en la bodega Los Bermejos, que han recuperado su esencia en las últimas dos décadas con este elixir con notas salinas y de caramelo. Un vino consistente y con mucho cuerpo.
Floralis Moscatel Oro
Todo un clásico de la Familia Torres, que cuenta con 150 años de historia, y que este año ha logrado superarse con este caldo con muchos aromas y sabores. Naranja, miel o higo aportan frutosidad, armonía e intensidad.
Bassos Dulce 2018
Con D.O. Utiel Requena (Valencia) y un sabor dulzón con reminiscencias a cerezas hacen que Bodegas Hispano Suizas hayan conseguido hacerse un hueco entre los mejores vinos dulces de España en el año 2020.